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El hombre más rico del mundo: Y las ideas que construyeron su patrimonio.

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El doctor Andrés Panasiuk analiza el legado de El hombre más rico del mundo y presenta 31 capítulos de fácil lectura con planes estratégicos que podemos aplicar para mejorar nuestras finanzas y ver los resultados positivos que podemos alcanzar al hacerlo.

ISBN-13: 9781602559318

Media Type: Paperback

Publisher: Grupo Nelson

Publication Date: 01-23-2018

Pages: 224

Product Dimensions: 5.40(w) x 8.30(h) x 0.80(d)

El Dr.Andrés Panasiuk es uno de los líderes y conferencistas internacionales más respetados en Estados Unidos y Latinoamérica. Es escritor, maestro y comunicador social. Su libro ¿Cómo llego a fin de mes? fue galardonado por SEPA como el "Mejor Libro Original del año 2000". El Dr. Panasiuk es el fundador del Instituto para la Cultura Financiera. Para más información, visite www.CulturaFinanciera.org.

Read an Excerpt

CHAPTER 1

Vive con humildad

Salomón y la hormiga más sabia del mundo

Hace tiempo, escuché una historia que circula entre pueblos de Oriente Medio y que tiene mucho que ver con este tema:

Un hermoso día de primavera, el rey Salomón decidió salir a pasear con su más preciado caballo por un campo cubierto de flores. Cuando iba trotando cerca de un jardín, comenzó a pensar en lo sabio y lo magnificente que era. De pronto, escuchó una pequeña voz que decía:

— El rey Salomón no es tan grande como cree ...

Detuvo su caballo, miró hacia abajo y, de pronto, se dio cuenta de que la voz había venido desde el suelo. Descendió de su montura, se inclinó hacia el piso y descubrió que lo miraba directamente una hormiga parada en sus dos patas traseras.

Extendió la mano, la tomó en su dedo y la trajo hacia arriba para mirarla a los ojos.

— ¿Dijiste tú que yo no soy tan grande como pienso? — preguntó el monarca.

— ¡Sip! — dijo la hormiga —. No es tan grande como cree. Yo soy más importante que usted.

— A ver — preguntó el sabio rey —, ¿cómo puede ser que seas más grande y más importante que yo?

— Bueno, basta con que mire la realidad — dijo la sabia hormiga —. El rey más importante del mundo se detuvo a escucharme cuando oyó mi voz. Luego desmontó de su majestuoso caballo para arrodillarse frente a mí, tomarme en sus manos y colocarme a su altura. Finalmente, me hizo una pregunta ¡para la que él no tenía respuesta!

Luego de pensarlo un momento, el sabio Salomón dijo:

— Es cierto, oh sabia hormiga. Yo fui el rey que se detuvo, se arrodilló, te elevó a su altura y luego te hizo una pregunta para la cual no tenía respuesta. Tú eres mucho más sabia de lo que yo me había imaginado, y yo todavía tengo mucho más que aprender de las criaturas que viven en el campo como tú.

En esta hermosa historia del pueblo judío se nos enseña sobre la importancia de mantenerse humilde y entender que siempre tenemos algo que aprender de los demás.

Humildad para aprender

Tras el orgullo viene el fracaso; tras la humildad, la prosperidad.

Salomón empezó correctamente su reinado. Cuando Dios se le apareció y le ofreció que pidiera cualquier deseo que tuviese en el corazón, Salomón pidió sabiduría. En esa respuesta, el nuevo rey demostró un profundo nivel de humildad, consciente de que no sabía lo que no sabía.

En el siglo veintiuno, los sistemas escolares de muchos países de Occidente enfatizan la necesidad de construir en los niños una fuerte autoestima. Al final del ciclo secundario, sin embargo, nos encontramos con jóvenes que salen muy seguros de sí mismos sin saber lo que no saben ... y, lo peor, ¡tampoco lo quieren aprender!

Muchos de nuestros amigos y parientes han dejado de leer a los treinta años y ya no vuelven a tocar un libro en la vida. Nos resistimos a reconocer con humildad nuestras falencias y las áreas de nuestra vida en las que aún debemos trabajar. Si vamos a ser exitosos, debemos tener la actitud humilde de reconocer que siempre tenemos algo nuevo que aprender y que siempre podemos aprender de los demás, sin tener en cuenta qué estatus social tenga la otra persona.

Tengo un amigo que se llama David. Fue mi jefe por unos diez años y luego fue el presidente de la junta directiva de mi organización en Estados Unidos. David fue también presidente de Apple Computers de Canadá y uno de los vicepresidentes de esa organización a nivel mundial. David hizo cursos en Harvard y fue reconocido como el «Mejor gerente de Apple» en varias ocasiones.

Sin embargo, cada vez que viaja conmigo, David se sienta en la primera fila del auditorio, saca lápiz y papel y toma notas de las cosas que va aprendiendo de los conferencistas. David es muy inteligente, pero siempre está dispuesto a aprender.

Esa es una característica que he notado en la gente más exitosa que conozco (y conozco a muchas personas de éxito luego de haber viajado tres millones de kilómetros por cincuenta países). Las personas exitosas tienen una curiosidad insaciable. Siempre creen que pueden aprender algo de alguien. Llevan un cuaderno a mano y toman notas de las cosas que aprenden en las conversaciones. Es asombroso.

Hay varios proverbios salomónicos que deberíamos recordar regularmente con respecto a la importancia de ser humildes en la vida. Toma nota. Memorízalos.

Te pueden ayudar a tener una actitud apropiada cuando haces negocios o tomas decisiones económicas para ti y tu familia:

Más vale humillarse con los pobres que hacerse rico con los orgullosos

Este proverbio enseña que es preferible ser pobre y humilde que rico y orgulloso. Rico y humilde ... ¡perfecto!

Considera estos ejemplos de multimillonarios con humildad en el corazón que descubrí en una página llamada «Addicted 2 Success»:

1. Ingvad Kamprad, el fundador de IKEA. Tiene un activo de, por lo menos, 3.000 millones de dólares. Sin embargo, en el 2006 todavía manejaba un Volvo de dieciséis años de antigüedad, porque era bueno y seguro.

2. Tim Cook, CEO de Apple. A pesar de haber ganado 378 millones de dólares solo en el 2011, el señor Cook y su familia viven en un condominio que le costó casi dos millones de dólares en Palo Alto, California. Dos millones parece mucho, ¡hasta que lo comparamos con su salario anual!

3. Chuck Feeney, dueño de Duty-Free Shops, ha entregado casi toda su fortuna de más de 6.000 millones de dólares a estratégicas obras de ayuda alrededor del mundo. ¿Sus activos actuales? Cerca de dos millones de dólares. «Yo vine al mundo para trabajar duro, no para hacerme rico», dice Feeney, que es un modelo de filantropía para Bill y Melinda Gates.

4. David Cheriton, profesor de Stanford que ganó 1.300 millones de dólares con la venta de sus acciones de Google. Vive sin despilfarros y maneja un Honda Odyssey.

5. Warren Buffett, presidente del Consejo y CEO de Berkshire Hathaway. Uno de los hombres más ricos del mundo (unos 74.000 millones de dólares de activos), todavía vive en la misma casa en Omaha, Nebraska, que compró hace cincuenta años por 31.500 dólares.

Necesitamos millonarios más humildes en nuestros países. Millonarios con propósito. Gente que tenga menos amor al dinero y mucho más amor a la humanidad. Por qué no, en una de esas, ¡tú puedes ser uno de ellos!

«Al que es orgulloso se le humilla, pero al que es humilde se le honra», decía el sabio Salomón, y yo creo que estaba en lo cierto. Solía decir: « ... para recibir honores, primero hay que ser humildes».

Humildad para vivir

Finalmente, la humildad de corazón nos ayuda a vivir y a tomar decisiones importantes en la vida. Cuando nuestra identidad está asociada con la casa donde vivimos, el auto que manejamos o la ropa que vestimos, nos resulta muy difícil despegarnos de esas cosas. Nos resulta difícil tomar decisiones difíciles.

La falta de humildad no nos permite tomar decisiones temprano en el proceso de sobrevivir a una crisis económica en nuestras vidas o en nuestras familias. Pero tomar decisiones temprano puede ahorrarnos un montón de dolores de cabeza.

Cuando nuestro orgullo personal nos apega a la imagen que hemos construido, las emociones no nos dejan hacer los sacrificios necesarios para comenzar el proceso de sanidad. Es el primer mes en el que no podemos pagar la renta, o en el que debemos tomar dinero prestado para comprar la comida, la ropa o pagar los servicios de la casa cuando tenemos que empezar a pensar en los sacrificios que debemos hacer.

Quizás debemos vender la moto o el auto, o mudarnos a otra casa, en otro barrio (o a la casa de nuestros padres o algún pariente). Quizás debemos bajar nuestro estándar de vida o sacar a nuestros hijos de la escuela privada a la que asisten. Y lo peor es que ¡nuestro cuñado lo sabrá!

El orgullo habla de debilidad de carácter, de una baja autoestima y de una relación insana con las cosas que tenemos. La manera apropiada de relacionarnos con las cosas debería ser: cuando las tenemos, las disfrutamos; y, cuando no las tenemos, ¡no las extrañamos!

La manera apropiada de relacionarnos con otros es colocarlos a ellos primero. Considerar al prójimo como más importante que uno mismo.

¿No es eso algo «marciano»?

Te dije que Salomón nos iba a cambiar los paradigmas de la vida. En el mundo en el que vivimos, cada uno busca colocarse a sí mismo primero. Sin embargo, las empresas y los emprendedores más exitosos que conozco han aprendido a colocar a los demás primero.

Se cuenta que Confucio dijo una vez: «La humildad es el sólido fundamento sobre el cual se construyen todas las demás virtudes». Y el autor de bestsellers Rick Warren dijo una vez: «La humildad no es pensar menos de ti mismo, es pensar menos en ti mismo».

Aprende a cultivar la humildad. Será la raíz de la cual crecerán todas las otras virtudes que te llevarán a imitar al hombre más rico del mundo. Salomón tuvo una muy fuerte dosis de humildad en su juventud y no parece haberle hecho mucho daño, ¿no te parece?

CHAPTER 2

Adquiere sabiduría

Se dice que en el reino del sabio Suleimán había una joven viuda que era tan pero tan pobre que casi no tenía dinero ni para comprar alimentos. Un día, la joven decidió pararse frente a una panadería donde acababan de hornear unos riquísimos pasteles.

Al principio, tuvo la intención de entrar y comprar alguno para saciar su hambre. Pero después recordó a sus dos preciosos hijos y la necesidad de gastar las pocas monedas que tenía en comida para ellos. Decidió quedarse en la puerta junto a los panecillos, pues se dijo a sí misma:

— Si no tengo dinero para comprarlos, por lo menos puedo disfrutar del aroma que tienen ... ¡y es casi lo mismo!

Transcurridos apenas un par de minutos disfrutando el aroma riquísimo de los panes recién horneados, el dueño del negocio salió a regañarla enfurecido:

— ¿Qué es lo que está haciendo en la puerta de mi negocio?

— Estoy disfrutando del aroma de sus panecillos — dijo la viuda.

— Usted no puede hacer eso. Si quiere oler el aroma de los panes, debe pagar — dijo, y trató de arrancar de las manos de la clienta un pequeño saco donde guardaba sus monedas.

— ¿Cómo? ¿Pagar por oler los panes? Si no me he comido ninguno — protestó la joven, confundida.

— ¡Claro! ¡Debe pagarme! — dijo el mercader.

Con el alboroto que los dos estaban haciendo, comenzó a juntarse la gente del pueblo a su alrededor. Algunos estaban de parte de la joven viuda, otros, de parte del panadero. La discusión continuó por un rato, hasta que a alguien se le ocurrió una idea:

— ¡Preguntémosle al sabio Suleimán! ¡Él sabrá la respuesta!

Así que se dirigieron inmediatamente al castillo del sabio rey para consultarle sobre el problema. Cuando llegaron, Suleimán estaba en su trono y le pidió a cada uno que presentara su caso.

— Oh gran Suleimán — dijo el panadero —, esta mañana me levanté antes del amanecer para hornear estos panecillos. Trabajé muy duro para hacerlos y, cuando los coloqué en mi negocio, esta mujer se paró en la puerta de la panadería para oler el aroma de las cosas que había horneado. Ahora no quiere pagar por ello.

— ¡Pero no me comí ningún pan! — interrumpió la joven viuda —. ¡Solamente disfruté del aroma que ya estaba en el aire! ¿Es que debo pagar por el aire que respiro?

— Eso no es cierto — argumentó el panadero —. Nuestras leyes son bien claras: si tomas algo que alguna persona ha hecho, debes pagar por ello. Yo horneé los panecillos y ella tomó el aroma que salió de esos panes y no pagó por ello.

Suleimán se quedó un tanto pensativo. Luego miro a los litigantes y les dijo:

— Es cierto, nuestra ley dice exactamente eso y debemos obedecerla. ¡Ella debe pagar por haber disfrutado el aroma de los panes!

Todos los participantes de la audiencia se miraron sorprendidos de la decisión que había tomado el sabio rey. Fue entonces cuando Suleimán miró a la joven viuda y le dijo:

— Joven, toma tu saco de dinero.

La joven obedeció de inmediato.

— Ahora sacude las monedas.

La viuda sacudió las monedas dos y tres veces. Al hacerlo, todas las monedas comenzaron a hacer ruido dentro del saco.

— ¿Has oído eso? — preguntó el sabio Suleimán al mercader — Ya te ha pagado.

— ¿Cómo que me ha pagado?

— ¡Claro que sí! ¡Ha pagado por el aroma de tus pasteles con el ruido de sus monedas!

Y, habiendo dicho eso Suleimán, todos los súbditos en la audiencia comenzaron a reír y a celebrar la sabiduría de su amado rey.

Sabiduría no es lo mismo que inteligencia. La Real Academia Española define la palabra sabiduría como la «conducta prudente en la vida o en los negocios». Conducirse prudentemente no solo requiere de inteligencia, hace falta juntar la experiencia con el conocimiento y el buen juicio. Una persona puede no tener muchos años de estudio escolar, pero ser una persona sabia.

Cuántas personas conocemos que, a pesar de ser muy inteligentes, hacen cosas muy necias. No todos los inteligentes son también sabios. Salomón era sabio; y esa sabiduría le permitió acumular una cantidad de riquezas como la que el mundo no ha podido volver a ver jamás. Si quieres que te vaya bien en la vida, debes adquirir sabiduría.

Salomón dice:

Adquiere sabiduría y buen juicio; no eches mis palabras al olvido. Ama a la sabiduría, no la abandones y ella te dará su protección. Antes que cualquier otra cosa, adquiere sabiduría y buen juicio. Ámala, y te enaltecerá; abrázala, y te honrará; ¡te obsequiará con la más bella guirnalda y te coronará con ella!

El domingo de Pascua del año 2013, un sector de la conocida autopista interestatal 77, en la frontera entre los estados de Carolina del Norte y Virginia, tuvo que cerrarse por completo al tránsito. El corte inesperado de la autopista en el momento en que todo el mundo iba a servicios religiosos causó retrasos y colas increíblemente largas. ¿La razón? Unos diecisiete accidentes de tránsito, uno detrás de otro, que dejaron tres personas muertas y decenas de heridos.

El problema de fondo estaba en una niebla muy espesa que cayó sobre una determinada parte de la carretera y dejó casi sin visibilidad a los automovilistas que entraban en esa zona. Para cuando se daban cuenta de los accidentes que había en el camino, no tenían tiempo de maniobrar y terminaban chocando con todo tipo de vehículos esparcidos por la carretera.

En la vida, muchas veces nos pasa lo mismo. Es fácil tomar decisiones cuando el día está soleado y podemos ver a larga distancia. El problema ocurre cuando las tormentas llegan a nuestro negocio o a nuestra vida económica y no vemos cuál es el rumbo que debemos seguir. Para eso no necesitamos información ni educación. Necesitamos sabiduría. Ella nos ayuda a entender que, por ejemplo, debemos bajar significativamente la velocidad para poder entender el mundo que nos rodea y no acabar estampados contra los restos de algún auto en el camino.

Por eso, quisiera desafiarte a que hagas algo inusual. Algo que, quizás, nunca se te haya ocurrido en la vida. Es un ejercicio que yo hice por años. Me ha servido a mí y también les ha servido a algunos amigos que manejan empresas y organizaciones multimillonarias. Si estás en disposición de seguir mis consejos, este ejercicio te cambiará la vida. Aquí va la idea.

El libro de los Proverbios de Salomón tiene treinta y un capítulos. Casi la misma cantidad de días que hay en un mes. Mi desafío es que te consigas una copia de ese libro en una traducción actual, como la Nueva Traducción Viviente o la Versión Popular (Dios Habla Hoy) y comiences a leer un capítulo por día. Si el mes solamente tiene treinta días, lee dos el último día. Lee esos proverbios. Piénsalos. Medítalos. Márcalos. Ten contigo algo con que escribir y una libreta en la que anotar tus ideas.

Esta es una experiencia sin igual. Va a ayudarte a pensar de una manera diferente y te darás cuenta de por qué Salomón fue un líder tan capaz como emprendedor y administrador. Asimilarás ideas. Aprenderás a discernir situaciones. Comenzarás a tomar sabias decisiones. Evitarás accidentes en la vida.

¡Hazlo! ¡Empieza hoy mismo!

CHAPTER 3

Establece el orden

El orden es la piedra angular de tu éxito económico. Salomón nos dice:

Mantente al tanto de tus ovejas, preocúpate por tus rebaños, pues ni riquezas ni coronas duran eternamente.

En la época del rey Salomón no había estados económicos ni cuentas de banco. Había ovejas. Las ovejas representaban la riqueza de una persona. Salomón, entonces, nos dice: «Tienes que saber cuánto tienes, cuánto ganas y cuánto gastas; y lo que gastas, en qué lo gastas».

Existe una manera de cumplir con esta idea en nuestras vidas. Más adelante, voy a presentarte una herramienta para hacer esto: un Plan de Control de Gastos. Tener un plan como ese te va a revolucionar la vida, como lo hizo con nuestra familia y nuestras finanzas a comienzo de los años noventa.

(Continues…)



Excerpted from "Elhombre MÁS RICO del Mundo"
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Copyright © 2018 Andrés Panasiuk.
Excerpted by permission of Grupo Nelson.
All rights reserved. No part of this excerpt may be reproduced or reprinted without permission in writing from the publisher.
Excerpts are provided by Dial-A-Book Inc. solely for the personal use of visitors to this web site.

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Table of Contents

AGRADECIMIENTOS, 7,
INTRODUCCIÓN. EL PODER DE LAS IDEAS, 9,
IDEA 1: VIVE CON HUMILDAD, 27,
IDEA 2: ADQUIERE SABIDURÍA, 35,
IDEA 3: ESTABLECE EL ORDEN, 41,
IDEA 4: AMA LA DILIGENCIA, 65,
IDEA 5 ABRAZA LA LIBERTAD, 75,
IDEA 6: CULTIVA LA GENEROSIDAD, 95,
IDEA 7: BUSCA EL CONSEJO, 105,
IDEA 8: TRABAJA APASIONADAMENTE, 121,
IDEA 9: OPERA CON INTEGRIDAD, 135,
IDEA 10: CRECE CON PACIENCIA Y PERSEVERANCIA, 147,
IDEA 11: AHORRA CON REGULARIDAD, 169,
IDEA 12: CUIDA TU REPUTACIÓN, 191,
TERMINANDO POR EL COMIENZO ... LA PROSPERIDAD INTEGRAL, 205,
REFERENCIAS, 217,